25 de octubre de 2011

un cuento esperpéntico árabe

Érase una vez un cruel coronel que durante muchos años ejerció de dictador en un país norteafricano. Durante su mandato, su ideología basculó entre el panarabismo, el anticomunismo, el pro-sovietismo, el panislamismo y el panafricanismo, decantándose finalmente por una especie propia de autoritarismo socialista: la yamaihriya. Hizo de sus país un negocio familiar controlado con mano de hierro, aunque la población tenía unas condiciones económicas y sociales por encima de la mayoría de naciones de similares características.

En la década de los '80, bajo acusaciones de fomentar el terrorismo, su figura sirvió de "hombre del saco" para Occidente, en un claro antecedente de algún personaje creado por la CIA más tarde. Como consecuencia de ello, en 1986 le bombardearon la capital, resultando en este ataque de castigo muerta la hija adoptiva del tirano (aunque misteriosamente ésta apareciera en unos videos grabados 3 años después). Una década más tarde, nuestro protagonista acercó posturas con las Tecnodemocracias capitalistas, para lo cual ayudó mucho los petrodólares de su país, rico en oro negro.

Tan amiguetes!

Gustaba de pasearse con su cohorte por los países de sus nuevos aliados, que le brindaban generosas muestras de amistad: en los jardines de cancillerías y palacios presidenciales o reales montaba su gigantesca haima portátil de ensueño, escoltado por su guardia personal femenina de 30 vírgenes amazonas. Poseía un enorme vestuario de llamativas ropas de fantasía, y era adicto al bótox, además de obsesionado sexualmente con su rubia enfermera ucraniana y con una morena ex-Secretaria de Estado yankee.

Hasta que una rebelión de sus súbditos tornose en guerra civil, circunstancia aprovechada por la OTAN para hacer uso de su material antes de que caducase. Acorralado, en vez de huir con la pasta como haría cualquiera de sus congéneres, se le ocurrió resistir, hasta que fue cazado por los invasores, escondido en una tubería, y dejado en manos de los rebeldes, entre los que había presentes mercenarios paramilitares colombianos. Le remataron y violaron, sodomizándolo con un palo. La Secretaria de Estado de los USA se descojonaba en público. Durante 3 días el cuerpo se expuso en un frigorífico de una carnicería, que no cumplía los estándares de eficiencia energética, por lo que el cadáver continuaba su proceso de descomposición. 

Para poder certificar la identidad del muerto (ya que tenía varios dobles), se tomó muestra del pelo para efectuar análisis de ADN. Pero resultó que no era natural, llevaba peluca. Fin.

Epílogo: inmediatamente se anunció la próxima implantación de la sharia, la ley islámica, mientras las potencias extranjeras tomaron posesión de los pozos petrolíferos del lugar. Cualquier parecido del relato con la realidad es pura coincidencia, o no.