22 de junio de 2011

caracremada

Un retazo biográfico:

Ramon Vila Capdevila sufrió la explotación infantil en la industria del Llobregat. Su mote "Caracremada" se dice que era debido a un rayo que hirió su cara y que mató a su madre. En su juventud fue un activo anarcosindicalista de la CNT, participante en la revuelta de las minas de Fígols en 1932 donde durante unos pocos días se proclamó el comunismo libertario. Encarcelado en numerosas ocasiones por su intervención en acciones, huelgas y sabotajes, el 19 de julio de 1936 pudo unirse a la Revolución y pronto se alistó a la libertaria Columna de Hierro que partiendo de Valencia luchó en el frente de Teruel, pasando luego a la Columna Tierra y Libertad. En 1939, como tantos miles de refugiados en Francia, fue internado en el campo de Argelès, de donde huyó. En 1943 fue detenido por los nazis y al año volvió a fugarse uniéndose a la Resistencia. Tras la II GM, rechazó la "Legión de Honor" concedida por el Gobierno francés.

Bajó a los Pirineos, donde ejerció de guía transportando armas o activistas antifranquistas. A partir de 1947 se adentró en la Cataluña interior animando con su presencia el maquis confederal. Sin embargo, ante la muerte o retirada de los compañeros, desde 1953 continuó su lucha en solitario aún contando con el apoyo de algunos masoveros simpatizantes de la causa. Sus incursiones y sabotajes los realizó principalmente en las comarcas del Bagès y el Berguedà. En agosto de 1963, tras sabotear las torres de alta tensión que suministraban Barcelona, fue interceptado por la Guardia Civil y el somatén, siendo abatido... en las manos aún tenía una metralleta. Estuvo agonizando toda la noche, ya que los 200 guardias presentes no se atrevieron a acercarse al último guerrillero rural anarquista.

A la izquierda, una poco habitual imagen de Ramón Vila con corbata y traje. A la derecha, con sus compañeros de partida.

El siguiente poema, "Que me entierren en el monte", a pesar de su excelencia, parece ser el único que se le conoce de su puño y letra. Lo escribió mientras se recuperaba de unas heridas en una masía tras defenderse de un ataque de la Guardia Civil:

Quiero tener mi tumba / lejos de los campos santos / Donde blusas blancas no haya / ni panteones dorados / Quiero que a mí me entierren / lejos de esos lugares falsos / Donde la gente al año viene / a depositar sus llantos

Quiero que a mí me entierren / arriba en el monte alto / Junto aquel pino blanco / que solo esta en el barranco / Mi tumba quiero que esté / entre dos piedras de canto / Compañeros míos han de ser / pintadas culebras, verdes lagartos

No quiero que a mi entierro vengan / curas laicos ni romanos / Y las flores han de ser / un manojo de punzantes cardos / Tampoco quiero que vengan / a decir discursos y salmos / con banderas y oropeles / Vicio del mundo civilizado

Para discursos los graznidos / de los cuervos y los grajos / El aullido del zorro viejo / cuando ciego es abandonado / Ni luz de cirios que dan / unas claridades de espanto / A mí me alumbrarán / las centellas y los rayos

Quiero que mi tumba sea / cubierta de espinos altos / de zarzas grandes y espesas / abrojos y salvajes cardos / Que brote a sus alrededores / hierba para los ganados / Y que descanse a mi sombra / el perro negro cansado

Quiero que mi cuerpo repose / lejos del bullicio humano / junto al pino grande que hay / en el barranco solitario.


¿Se respetó su voluntad final? Casi, precisamente gracias a la intención de la Autoridad de condenarlo al olvido: fue enterrado en el exterior del cementerio de Castellnou de Bagès, sin cruz ni indicación. Sobre su tumba creció el follaje silvestre. Años después, ya en el 2000, sus restos fueron enterrados en Fígols.  

En 2010 se estrenó una película sobre su vida. Referencias: Un artículo de Antonio Mora Vergés y un post basado en el libro "Ramon Vila, Caracremada, el último maqui catalán".