9 de mayo de 2011

el genocidio total de la gente del fuego

En este artículo se relata cómo se provocó la extinción de la peculiar etnia de los Selk'nam que habitaban en la austral Tierra del Fuego, donde la aparición del hombre blanco fue mermando paulatinamente y sin solución sus recursos y población, hasta que el contacto con la "civilización" tornó la situación en catastrófica a finales del s. XIX. Reproducción de fragmentos del texto original (basado asimismo en varias referencias bibliográficas):

Los buscadores de oro y grandes ganaderos criadores de ovejas fueron quienes exterminaron definitivamente a los selk'nam. La única fuente de proteínas que les quedaba eran los guanacos, pero al llegar los colonizadores y despojarles de su territorio, estos quedaron diezmados a punto de desaparecer. La única alternativa para alimentarse fue robar ovejas de las grandes granjas, y esto fue lo que selló su suerte, ya que los ganaderos se dedicaron a exterminarlos para evitar ser robados. Se estima que para esa época la población selk'nam era de 5.000 individuos.

Tambien hicieron su aparición personajes nefastos como Julius Popper, un minero rumano que no tenía escrúpulos en masacrar a los nativos para apoderarse de sus territorios, y que solía documentar fotográficamente sus cacerías humanas como si de un safari se tratara, para luego mostrar orgulloso las evidencias a sus amistades. Sumado a esto, allá por 1894 la codicia de los ganaderos convirtió la persecución del pueblo selk'nam en algo dramático. La familia de colonos asturianos Menéndez Behety dedicada a la crianza de ovejas, cometió una serie de atrocidades por medio de su capataz, un escocés de apellido McLennan, quien ejecutó las despiadadas ideas de sus patrones y dio rienda suelta a su instinto criminal. Esta familia fijó un valor para efectivizar la matanza de los nativos. Por cada par de orejas o seno, una libra esterlina; y media libra por cada oreja de niño. Tras observar aborígenes sobrevivientes vagando sin orejas optaron por cotizar cabezas, testículos y órganos vitales.

Arriba, expedición asesina de Popper en 1886. Abajo, algunos de los últimos selk'nam libres y (aparentemente) felices en 1915.

No conforme con esto, McLennan, una ocasión después de hallar una ballena varada antes que los aborígenes, la envenenó con altas dosis de estricnina. Luego de alimentarse de ella, murieron unos 500 selk'nam. En otra ocasión les hizo creer a miembros de la tribu que ya cesarían las persecuciones y les inventó un falso plan para redistribuir las tierras y vivir en armonía. Para sellar el acuerdo, les ofreció un trágico banquete al que los inocentes nativos concurrieron incapaces de sospechar tanta crueldad. Una vez hartos de comer y embriagados, fueron víctimas de un cobarde y repentino tiroteo de los fusiles de la gente de McLennan. Este acto criminal sucedió en la playa de Santo Domingo y cobró alrededor de 300 víctimas más. El resto de ganaderos copió la idea de los Menéndez y empezaron a contratar forajidos y asesinos a sueldo para mantener a salvo a sus ovejas de los aborígenes.

Para rematar la situación, un comerciante belga –Maurice Matre- con la anuencia del Estado Chileno, embarcó a un grupo de selk'nam y se los llevó para Europa en 1889 para presentarlos como caníbales en la Exposición de Paris. Les arrojaba carne cruda de caballo a la jaula para que se alimenten a vista del público.

En 1895 los estancieros llegaron a un acuerdo con la misión salesiana de la Isla Dawson, les pagarían una libra esterlina por cada indígena recluido en la misión. De esta forma los salesianos se convirtieron en cómplices de los ganaderos, la isla de los misioneros llegó a convertirse en una cárcel, en un campo de concentración donde los selk'nam fueron encerrados y su libertad fue coartada en su propia tierra, donde durante cientos de años fueron libres. Más de 800 selk'nam llegaron a la misión salesiana donde murió la mayoría debido al cambio de estilo de vida al sedentarismo, cambio de alimentación y a las nuevas enfermedades que llevaron los colonizadores. En 1974 murió la última representante pura de esta etnia, Ángela Loij. Algunos descendientes mestizos viven en la parte argentina de la Isla Grande de Tierra del Fuego.


Por otra parte, en el libro y performance "La Revelación" de Leo Bassi (reseña en la parte final de este post) aparecían de rondón notas interesantes sobre la filosofía y rituales de esta tribu.