25 de diciembre de 2010

otras formas de vivienda (2ª parte) echarse al monte

Fragmento de una declaración de intenciones de un forero publicado en el portal de economía de burbuja inmobiliaria en noviembre de 2010:

Acabo de recibir comunicación de mi despido por parte del creador de riqueza para quién llevo prostituyéndome la última década. ¿El motivo? Negarme a firmar la baja voluntaria y aceptar su suculenta oferta de empezar a prostituirme en otra de sus empresas sin conservar mi antigüedad, por un 30% menos de sueldo y abierto a realizar horas extras sin remunerar. Durante 15 años sumergido en el proceloso mar de mierda que supone el libre mercado, cada uno de los días de mi vida lo he dedicado a tratar de armarme de ahorros e ideas para lograr, si no salir, al menos poder flotar en este océano de heces en lugar de ahogarme en él.

Pues bien, una vez abandone la prostitución y cobre la indemnización correspondiente, pienso cumplir el plan para el que llevo años preparándome: voy a comprar un container marítimo reciclado de unos 30 m2, tunearlo en el apropiado estilo perroflauta autosuficiente (placas solares, depósito de agua...) y plantarlo en un terreno rústico alquilado en la Comunidad de Mandril con abundante agua y tierra fértil.

El coste total aproximado de la operación viene a ser el siguiente: Container en buen estado adquirido en Madrid: 1100 € + Acondicionamiento: Aislamiento, saneamientos, placas solares, ventanas, etc 12.000 € with a little help from my friends + Transporte del container al terreno; puede que gratuito gracias a un correligionario perroflauta + Alquiler anual de terreno cultivable de 4000 m2: 90 € anuales + escopeta stinger tactical 38 y munición 500 €... Resumiendo, por 15.000 € de inversión y unos 100 € de renta al año, puede vivirse donde te plazca.

Cuando comento el plan con la poca gente sensata de mi entorno, mentes privilegiadas hipotecadas por 220.000-300.000 € en pisos colmena en inmejorable zona marginal durante unos módicos 30-40 años, se ríen en mi cara. Muchos me dicen: "Cuando tengas críos te quitarán la custodia si le haces vivir en un contenedor de 30 m2". Al principio acojona pero luego me tranquiliza pensar que siempre estoy a tiempo de replantearme mi decisión y sentar la cabeza... comprando otro container para el churumbel.


Hay que felicitar la iniciativa del amigo desconocido, indignado con toda la razón y dispuesto aparentemente a lo que se llama "echarse al monte". Lo que importa es el concepto, aunque queden cantidad de cabos sueltos: ¿es factible encontrar en la provincia citada un terreno alquilable por ese precio? ¿no sería más sencillo por ese coste, puestos a alejarse de la urbe, pillar una casita en un pueblo semi-abandonado? ¿o una buena caravana? En el hilo del foro citado, se proporcionan interesantes ideas y comentarios a raíz de la propuesta. De hecho, con este artículo apostillamos un apéndice al gran post de éxito sobre otras formas de vivienda, añadiendo además otra idea sobre espacios habitacionales nómadas de batalla para echarse la casa encima, el summum, la tienda de bambú de 2 m2:

Como alternativa a los desmanes del mercado inmobiliario, Dai Haifei se construyó en 2009 con ayuda de su padre y por unos 1.000 € una casa-huevo hecha de bambú fácil de transportar y depositable en plena vía pública. Un panel solar en el techo y unas baterías recargables servían de alimentación para la bomba de agua del lavabo. Ante la persecución de las autoridades chinas, tras dos meses de desafío tuvo que abandonar.