20 de octubre de 2009

la otan y la red gladio

Interesante artículo, escrito por Ossama Lotfy en 2007 y aparecido en esta página, que esclarece algunos puntos turbios (tratados de pasada en este post) sobre las maniobras conspiratorias de los Estados y sus secuaces. Reproducimos a continuación un fragmento adaptado:

Creada después de la Segunda Guerra Mundial, la red stay-behind (literalmente "los dejados tras la línea del frente") debía ser una red de resistencia en caso de invasión soviética contra Europa Occidental. Surgida indirectamente como resultado de los acuerdos de Yalta y de Postdam, la red stay-behind se encontraba bajo la dirección de la CIA estadounidense y del MI6 británico con vista a su despliegue por toda Europa Occidental (o sea, en la zona de influencia anglosajona). Rápidamente fue incorporada a la OTAN.

Sin embargo, esta red no tardó en ir más allá de su supuesta misión original de impedir de forma preventiva toda forma de influencia comunista en las democracias occidentales. Se especializó entonces en “arreglar” elecciones, en el asesinato político y atentados. Así fue sobre todo en Italia, país donde dos acciones con estas características dejaron una profunda huella: el asesinato del primer ministro Aldo Moro, en mayo de 1978, y el atentado de la estación ferroviaria de Bolonia, en mayo de 1980, atribuidos ambos a las Brigate Rosse. Lejos de limitarse al territorio de Italia, el accionar de la red stay-behind se extendió a todos los Estados miembros de la OTAN, incluyendo a Francia (y exceptuando, por supuesto, a Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido). No era extraño que los gobiernos de los Estados en los que operaba no estuvieran al tanto de lo que hacía esta red.

Oficialmente disuelta después del derrumbe de la Unión Soviética, la red stay-behind, cuya existencia no fue revelada hasta 1990, bajo el nombre de "Gladio", por el premier italiano Giulio Andreotti (que participaba del asunto), prosigue actualmente sus actividades y las extiende a otros Estados al tiempo que lo hace la OTAN. La mayoría de los Estados europeos mantuvo en silencio esta revelación. Tampoco tomaron medidas contra esa organización criminal. La misma inacción prevaleció en esos países ante las revelaciones sobre las prisiones secretas de la CIA, a finales del año 2005.

¿La "estrategia de la tensión" convertida en "guerra contra el terrorismo"? No es ése, en todo caso, el punto de vista que defiende el historiador Daniele Ganser, autor de "Les armées secrètes de l’OTAN", quien investigó a través de toda Europa para buscar los orígenes de Gladio y escribir esa obra única sobre el tema. Estima que "la guerra contra el terrorismo" constituye actualmente una forma similar de manipulación de los pueblos occidentales al designar nuevamente falsos responsables de actos terroristas –los musulmanes–, ya no para contrarrestar la "amenaza soviética" sino para justificar las guerras estadounidenses por el control de los recursos.

El ex-coronel del ejército estadounidense Oswald LeWinter, quien fuera durante más de 10 años el segundo hombre de la CIA en Europa y co-presidente del Comité Clandestino de la OTAN, ha venido a confirmar ese punto de vista: confirmó que sus hombres infiltraron varios grupos europeos de extrema izquierda, como las Brigate Rosse en Italia y Action Directe en Francia, que reclutó al mismo tiempo mercenarios de extrema derecha y, finalmente, que organizó diferentes atentados, ejecutados por la extrema derecha y atribuidos a la extrema izquierda reivindicados incluso por esta última. LeWinter declaró que la OTAN ordenó el asesinato del general francés René Audran, director de Asuntos Internacionales en el Ministerio francés de Defensa (o sea, responsable de las exportaciones de armas) después de descubrir que el general francés había sido la fuente de ciertas informaciones divulgadas en años anteriores por el periodista Mino Pecorelli.

Prosiguiendo su demostración, el coronel LeWinter afirmó haber participado, dentro de la CIA y junto al MI6, en la creación de Al Qaeda según el modelo de Gladio. Al parecer hubo infiltración de grupos islámicos; reclutamiento de mercenarios en otros medios musulmanes y realización por los servicios secretos anglosajones de operaciones que serían atribuidas a los primeros cuando en realidad eran ejecutadas por los segundos. Sin embargo, a diferencia de lo sucedido en los años '70 y '80 con los grupos europeos, todos los grupos con fachada islamista serían reagrupados bajo una sola etiqueta: la de Al Qaeda.

El historiador estadounidense Webster G. Tarpley, que participó en la reunión en duplex desde Washington, evocó en detalles el asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro. Asesinato perpetrado por las Brigate Rosse pero que fue orquestado a espaldas de éstas por la OTAN, bajo la dirección directa de Henry Kissinger. Tarpley, que en aquel entonces vivía en Roma, fue el primero en revelar detalles del complot, cuyo objetivo era impedir la creación de un gobierno de unión nacional con participación del PCI. Tarpley observó que las investigaciones posteriores han confirmado sus propios trabajos, excepto en lo tocante a la localización de una sociedad secreta que él vinculara erróneamente con la Orden de Malta cuando en realidad se encontraba en el Gran Oriente de Italia (la famosa logia Propaganda Due, conocida como "P2", que fue descubierta más tarde).


Emblema de la facción italiana de Gladio. Estas logias y organizaciones secretas tenían/tienen claras interconexiones: Gladio, P2, Vaticano, CIA, NATO, plan Cóndor...

La periodista búlgara Rumiana Ugartchinska informó sobre la investigación que viene realizando desde hace más de 10 años sobre el intento de asesinato contra Juan Pablo II. La confrontación de los elementos ya disponibles permite invalidar definitivamente la célebre "pista búlgara" (teoría según la cual ese atentado fue montado por la URSS y ejecutado por un turco que trabajaba para los servicios búlgaros). Se ha comprobado que Ali Agca era en realidad el tercer hombre de la red stay-behind en Turquía y que contó con numerosos cómplices en Europa Occidental. Un intenso conflicto existía en aquel entonces entre Estados Unidos y la Santa Sede, debido a la preocupación de esta última por evitar –mediante la Ostpolitik del cardenal Agostino Casaroli– que Europa Central pudiera convertirse en campo de batalla entre las dos superpotencias.

Para el italiano Giulieto Chiesa, diputado europeo, filósofo y periodista, la situación es hoy mucho más grave que durante la guerra fría. En efecto, si en el contexto del supuesto enfrentamiento ideológico entre los anglosajones y la URSS los hombres de la red stay-behind podían creer que estaban violando las reglas democráticas para proteger a las democracias, hoy en día no pueden estar haciendo otra cosa que servir a los intereses de los anglosajones en detrimento de los de sus aliados.

En 2001, semanas antes de los "atentados" del 11-S, Estados Unidos y el Reino Unido informaron al Consejo Atlántico de la reactivación de la red stay-behind contra "el enemigo terrorista". Exigieron la colaboración de los Estados miembros en virtud de la asistencia mutua prevista en el artículo 5 de la Carta de la OTAN en caso de ataque contra un aliado. Después negociaron con la Unión Europea las condiciones que necesitaban para facilitar las acciones. Y finalmente, negociaron de forma bilateral reformas legislativas que permitieran a los agentes de la CIA y del MI6 actuar de clandestinamente en cada uno de los Estados miembros. Pero la OTAN no es ya una alianza militar entre iguales sino únicamente un marco de ejecución de las decisiones de Washington. Es así como Estados Unidos negoció recientemente con Polonia y con la República Checa la instalación de su nuevo sistema de misiles sin tomarse tan siquiera la molestia de informar al Consejo Atlántico, que sólo después pudo abordar el tema.